jueves, 27 de octubre de 2011

José Esteban Martínez y su obra

José Esteban Martínez se describe así mismo como un antropófago visual y un subversivo autodidacta. Basta con rastrear un poco el sentido de esta confesión para constatar lo que prevalece en su obra como artista visual: una voluntad creativa que busca la expresión más diáfana y lúdica, un espacio vital donde se despiertan los sentidos y la imaginación temprana.

Heredero sagaz de una tradición popular que, en el caso de México se remonta al siglo XVI y ha tenido a exponentes de la talla de Manuel Manilla o José Guadalupe Posada, José Esteban Martínez es un ilustrador cabal, con un estilo propio, para quien lo artesanal y lo artístico comparten el mismo sendero.

Con una larga trayectoria en el arte que incluye diversas exposiciones dentro y fuera del país, tanto individuales como colectivas, aunado a sus labores como académico o promotor cultural y educativo, ámbitos que indudablemente han enriquecido su visión y sensibilidad, se devela en el conjunto de rostros, personajes y ambientes de quien ha hecho de la ilustración infantil más que una especialidad una devoción, un folclor particular que ostenta aún el espíritu de un niño que se dispone a pintar en las paredes del tiempo y a desafiar la inexpresividad del olvido.

Así, mediante trazos y coloridas formas que fácilmente se adoptan como estandarte del lado más afable de la vida, corresponden las figuraciones de José Esteban Martínez a una apología de la sencillez que se antepone a nuestra abrumadora modernidad. Su obra nos recuerda que no es el trance de lo que sentimos como definitivo, la proximidad del vacío o el absoluto silencio lo que nos marca, sino el instante vivaz que llena nuestra memoria de imágenes, de encuentros, de nostalgias y que hace de la fugaz alegría el referente constante en nuestro deambular cotidiano.

Y no es que en este universo creativo la dureza o la realidad queden sujetas al limbo de las formas, sino a la reivindicación de la inocencia. Después de todo, a decir de Juan Gris, la pintura se ha de hacer tal como uno es y las ilustraciones que componen este catálogo no son la excepción, ya que exponen la peculiar y, por qué no decirlo, juguetona visión que José Esteban Martínez tiene del mundo. Cada imagen presente en estas páginas abarca una percepción, una intimidad, una experiencia, una fantasía, un recuerdo, un anhelo; situaciones que nos son compartidas a través de la mirada que invita a desentrañar la secreta complejidad.

Es este juego hermoso el que se propone en este conjunto de alegorías que representan, como Spinoza afirmaba, el alma que se esfuerza en imaginar sólo aquello que afirma su potencia de obrar. O lo que es lo mismo: el aterrizaje de los sueños.

Sealtiel Alatriste
México febrero de 2011

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